
San Francisco comenzó su conversión al oír al Crucifijo de la capilla de San Damián decirle: "Francisco, ve y restaura mi casa, mira que está en ruinas" (San Buenaventura, Leyenda Mayor II, 1).
Comenzó a vivir con los leprosos y del brazo de uno de ellos iba por los caminos predicando el evangelio en lengua popular y no en latín.
¡San Damián De Veuster, enséñanos a abrazar a los leprosos y a hablar la lengua que la gente entiende!
17/03/2013