El domingo 27 de noviembre de, 2016, se celebró en Kinshasa, en el postulantado de los hermanos, la fiesta de la Buena Madre. Estuvieron presentes todos los hermanos y hermanas de la Congregación y también algunos miembros de la Rama Secular. Todo comenzó a las 16:30 h. con la adoración al Santísimo Sacramento, en la pedimos al Señor la gracia de “consumirnos como cirios”.
A lo largo de la adoración meditamos en cuatro rasgos de la vida de la Buena Madre: la alegría, la confianza en Dios, la humildad y el sufrimiento. La Buena Madre no fue severa más que consigo misma; siempre quería la felicidad de los demás. Para servir al buen Dios, dijo un día, “hay que ser un poco feliz”. Henriette fue una mujer de confianza; ella la puso en Dios. "Lo que Dios cuida, está cuidado". En cuanto a la humildad, a la que asociada la simplicidad, debe ser el carácter distintivo de los hijos de los Sagrados Corazones.
El sufrimiento es una de las cosas que se aprecia menos. Pero la Buena Madre nos dice que debemos amarlo. "Hay que vivir para sufrir y sufrir amando el sufrimiento”. Nadie en la vida le gusta sufrir; la prueba es que cuando nos enfermamos, rápidamente comenzamos el proceso de curación. Pero en todo esto, hay que reconocer que el sufrimiento también tiene beneficios.
Después de la adoración, comimos y tomamos un poco de vino y licor como nos lo recomendaba nuestra querida Buena Madre.
29/11/2016