Comenzamos la segunda semana de Capítulo, recogiendo una síntesis de la conversación espiritual del pasado viernes. Surge la gratitud por el don de la fraternidad que hemos recibido, los hermanos que nos la han ofrecido con su fidelidad y atención a los gestos que la construyen en lo cotidiano.
También nos reconocemos necesitados unos de otros, en especial de la cercanía y del acompañamiento de unos a otros, en especial de quienes prestan el servicio de la autoridad. Nos sabemos vulnerables y frágiles en distintos niveles. Necesitamos que nuestra fraternidad se vea fortalecida por la forma como Jesús nos ama, haciéndose nuestro Buen Samaritano.
Tan importante como lo anterior es que vivamos nuestra fraternidad con gratitud por los dones recibidos y con conciencia de nuestra fragilidad. Que nos dejemos ayudar por los hermanos y por los buenos samaritanos que el Señor pone en nuestros caminos. Que dejemos que Dios mire nuestra fragilidad para llevar adelante su obra, como la apreció el Señor en María para hacer en ella y a través de ella, grandes cosas.
10/09/2024