
Desde Sofala nos llega esta crónica de Colin Kipulu ss.cc.
Tristeza y angustia ha provocado el ciclón desde la tarde del jueves 14 de marzo, con persistencia de fuertes lluvias (más de 250 mm en 24 horas). Tomó residencia hasta el lunes 18 de marzo de 2019, cuando asistimos tímidamente a la parada de la lluvia. Afectó a las provincias de Sofala, Manica y Quelimane, con alrededor de 117 muertes registradas en Mozambique y en el vecino Zimbabwe.
Nos preguntamos si se llamará "nuestro muy querido ciclón" ya que dejó atrás innumerables canales. Varias casas, edificios, grandes mercados fueron barridos y destruidos; carreteras en estado de desmembramiento y una notable presencia de inundaciones más precisamente en los distritos de Buzi, Nhamatanda, Dondo, Muanza y Chibabava en la provincia de Sofala.
En casa, en la comunidad de Marera, ¡nada ha pasado desapercibido! La sala de televisión, el comedor, la cocina, los dos baños desde arriba, la habitación de Germán y la de Richard estaban llenas de agua. No hemos dejado de achicar agua, el pobre Germán no ha descansado hasta el momento en que repetimos este texto. Richard, quien estaba en su viaje a Maputo, fue detenido por dos días sin tomar el vuelo a casa, cuando llegó encontró la misma situación. En la escuela, el techo del dormitorio de las niñas, las oficinas administrativas, la cocina y una de las aulas volaron en el viento. Y eso, sin mencionar los árboles, los plataneros, los aguacates, los naranjos que la tormenta ha roto por su paso violento.
Nos quedamos durante este tiempo bajo una interrupción instantánea de energía eléctrica y sin internet. No hay posibilidad de interactuar con nuestros hermanos en Beira que todavía están sin internet y sin redes de comunicación.
Dios nos ha dado la naturaleza como obra de su bondad y amor, hagámoslo bien para no sufrir estas catástrofes.


18/03/2019