Entre los días 26 y 30 de diciembre del 2015 se realizó en Chile un encuentro provincial de jóvenes Sagrados Corazones. Fue un encuentro preparado con mucho tiempo, más de un año. La idea era realizar un encuentro que convocara a los jóvenes que participan en parroquias, en colegios y en los centros de pastoral juvenil que en Chile son conocidos como CPJ y que existen hace más de 30 años. Los grupos vinieron desde el sur de Chile (Río Bueno, La Unión, Concepción), desde el centro del país (Valparaíso, Viña del Mar y Santiago), desde las presencias de las hermanas de la Congregación (entre ellas San Javier en la VII región) y desde Argentina (parroquia San José de Libertad en el partido de Merlo).
El encuentro tuvo lugar en la zona sur de la ciudad de Santiago, en el territorio de las parroquias San Pedro y San Pablo y Damián de Molokai, un lugar con mucha historia para la Congregación en Chile.
El objetivo del encuentro era generar un espacio que fortaleciera la pastoral con jóvenes, la dinamizara y permitiera transmitir nuestro carisma, por lo cual el eje de todo el encuentro fue “Contemplar, vivir y anunciar al mundo el amor de Dios encarnado en Jesús”.
Se juntaron entre 500 y 600 personas, entre los participantes y todos los equipos de servicio y animación que trabaja mucho durante todos los días. Los participantes se alojaron en casas de familias de la parroquia y también en escuelas del sector.
Los días del encuentro estuvieron estructurados por cada uno de los verbos de nuestro lema: “contemplar”, “vivir” y “anunciar”. Las actividades fueron muy diversas y desarrolladas en distintos espacios.
Se comenzó con una hermosa eucaristía presidida por el Vicario de la Zona, el obispo auxiliar de Santiago Pedro Ossandon.
El último día hubo 20 talleres sobre diversos temas acompañados por hermanos de la Congregación y personas que fueron contactadas por su afinidad con los diversos temas. Todo ello con el fin de reflexionar y vivenciar el “anunciar” desde las distintas áreas que involucra la vida humana y a través de distintas expresiones, en medio del mundo. Se conecta con la invitación del Papa Francisco a ser una Iglesia en salida, que entre en las realidades y en la vida de las personas y desde ahí mostrar la belleza y la plenitud de sentido que ofrece el evangelio.
Ver el “Manifiesto” final fruto de estas reflexiones.
Todo concluyó con una hermosa y muy participada eucaristía que nos convocó en la calle, en frente a la parroquia San Pedro y San Pablo.
Ha sido una experiencia de Dios, que ha llenado de amor el corazón y ha impulsado a seguir trabajando por el reino y construyendo Iglesia caminando con los jóvenes.
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02/01/2016