
Francisco inauguró oficialmente el Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia el martes 8 de diciembre 2015, con la celebración eucarística en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, en la Plaza de San Pedro, y al final de la celebración con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. El día también marcó el 50 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II (del 11 octubre de 1962 hasta el 8 de diciembre de 1965).
En Roma hacía 9º centígrados; un día nublado con lloviznas ocasionales. Sin embargo, la participación fue muy buena. Entre los participantes se encontraban el presidente italiano, Sergio Mattarella, y otros dignatarios, cientos de cardenales y obispos, sacerdotes, miembros de órdenes religiosas, entre ellos algunos hermanos y hermanas SSCC, así como unos 50.000 fieles católicos y personas de buena voluntad.
Benedicto XVI asistió a la apertura de la Puerta Santa. Al ver lo delgado y frágil que estaba, Francisco pidió a los peregrinos en la plaza orar por la "buena salud" del papa emérito de 88 años de edad. La multitud respondió con vítores y aplausos.
El “Año jubilar” tiene sus raíces en la tradición del Antiguo Testamento, con la liberación de esclavos y presos una vez cada 50 años, algo que se extinguió en el judaísmo, pero fue tomado por el Papa Bonifacio VIII para la Iglesia Católica en 1300. Los “Años Santos” generalmente se celebran cada 25-50 años, donde los peregrinos llegan para obtener una indulgencia, la erradicación por parte de la Iglesia de la pena espiritual que surge del pecado. La última vez que se abrió la “puerta santa” fue en el 2000, por el Papa Juan Pablo II.
Al anunciar este jubileo extraordinario, en marzo de 2015, Francisco dijo que la Puerta Santa sería una "Puerta de la Misericordia, a través del cual cualquier persona que entra experimenta el amor de Dios, que consuela, perdona e infunde esperanza". Esta es la primera vez que un Papa establece que iglesias y catedrales de todo el mundo participen en la tradición de la Puerta Santa, para ayudar así a los católicos a marcan el jubileo en sus propios lugares sin necesidad de venir a Roma.
Hubo un mayor número de policías de lo habitual. Carabineros y soldados se veían alrededor de la plaza y por toda Roma. Los que entraron en la plaza tuvieron que pasar por detectores de metales y someterse a los controles de bolsas y de ropa. Una zona de exclusión aérea también se impuso en los cielos de Roma. Todo ello para proteger a los 10 millones de peregrinos que se espera vengan a Roma, ya sea a pie, en coche, en tren o en avión para participar en la celebración del año jubilar. Las fuerzas de seguridad italianas están en alerta máxima después de los recientes ataques en París y San Bernardino (California).
La celebración del Año Jubilar de la Misericordia terminará en la fiesta de Cristo Rey, el 20 de noviembre 2016.
Hemos creado un FOCUS en nuestro sitio web para el "Año de la Misericordia"
09/12/2015