Y como es tradición, os hacemos una breve reseña de nuestro mes en este tiempo de preparación a los votos perpetuos, que ha estado marcado por nuestra estancia en Francia, conociendo los lugares fundacionales y dejándonos impregnar por la historia de nuestra congregación.
¡Lo hemos pasado estupendamente! Jeanne y Mary nos han acompañado con los temas formativos de este mes, la historia de la Congregación, y la relectura de nuestro carisma ss.cc. respectivamente. Hemos tenido tiempo para conocer a las hermanas, que han marcado con su dedicación, entrega y buen humor nuestros días, con mención especial a Marie Gabrielle que ha alimentado con ahínco y dedicación a unas junioras a menudo hambrientas, Jeanne-Cecile que nos ha enseñado que no hay edad para el buen humor, y Marie-Agnes que nos ha recordado que no hay idioma que impida comunicarnos cuando el corazón está deseoso de hacerse entender. También ha sido bonito e importante encontrarnos con las hermanas de la enfermería, que nos enseñan cómo entregar la vida hasta el final y permanecer a los pies del Señor hasta el último día.
Hemos paseado muchísimo por Poitiers y hemos disfrutado de una visita relámpago a París, con parada especial en Picpus donde hermanos y hermanas nos han acogido con cariño y donde nos hemos encontrado con un escritor especialmente conocido para nosotras, nuestro hermano Bernard Couronne, que tanto nos ha dado que leer especialmente durante el noviciado. Conocerlo, como alguna juniora decía, ¡ha sido casi más emocionante que visitar la torre Eiffel!

No hay tiempo ni espacio para contaros todo lo que hemos vivido, pero sí queremos que sepáis que pasar un mes en esta ciudad, ir descubriendo sus lugares, poder rezar en la capilla de la Grand’ Maison, ante el tabernáculo escondido… han sido momentos significativos, que nos recuerdan de dónde venimos, que nos ayudan a tomar impulso. Caminar de la mano de las cartas de Gabriel de la Barre, Hilarión Lucas, Henriette Aymer, Isidoro David, Pierre Coudrin, Françoise de Viart, Rafael Bonamie… en estos lugares, ha tenido un encanto especial. Pareciera que ellos acompañaran nuestros pasos cuando las maderas de la Grand’ Maison crujen, cuando descubrimos los escondites de la época de la revolución, cuando te agarras a una barandilla de dudosa firmeza, cuando paseas la mirada por los libros y archivos tan antiguos que da miedo tocar, no vaya a ser que se deshagan entre las manos… También cuando entras en el granero de la Motte, o contemplas los caminos solitarios de San George de Noisné… Parece como si en todos estos lugares, los fundadores y los primeros hermanos acompañaran nuestros pasos, y nos susurraran “es vuestro momento, no tengáis miedo, sed hijas de los ss.cc., mirad nuestra vida, aprended de nuestros errores, tened nuestro mismo courage… y ¡ánimo! pues seguimos siendo necesarios. Ahora os toca a vosotras, ¡vivid y anunciar lo que aquí habéis contemplado! " Y uno no puede más que sentirse heredero del tesoro que ellos encontraron, y al que dedicaron su vida. Con sus luces y sus sombras, en las decisiones acertadas que tomaron y en los grandes errores: “Courage”, “fiat” …

El mes ha pasado muy rápido, y ya estamos de vuelta en Salamanca afrontando el final de nuestra experiencia juntas, pero sabiendo que Poitiers seguirá ahí, en pie, para todos los que necesiten volver y descansar, recordar, leer, hacer experiencia del Dios que atraviesa la niebla (y las tinieblas). Seguirá en pie mientras uno solo de nosotros necesite hablar con el Buen Dios, a través de las maderas que crujen, el tabernáculo escondido y las barandillas de dudosa firmeza. Solo hay una pequeña condición para ello: Descalzarse, y “dejar los abrigos en la entrada”.
Gracias a todos los que han hecho posible este mes de experiencia en los orígenes, a los que nos han acompañado en el directo, y a todos los que seguís rezando por nosotras.
Unidos en los sagrados corazones,
Elena Díaz ss.cc.

08/12/2022