Hemos iniciado el tiempo del adviento. Unámonos pues a toda la Iglesia en este deseo que es también una confesión de esperanza: “¡Ven, Señor Jesús!”. Dejemos que el Señor venga a iluminar con la luz de su Palabra nuestro hombre interior, especialmente en sus fragilidades. Y que, desde allí, contando con tu gracia, caminando junto a los hermanos, hermanas y laicos, encontremos y ofrezcamos formas amantes y gozosas de ser y servir en la Iglesia.
Alberto Toutin sscc
09/12/2018