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† P. Félix FUNKE HEMICH sscc (Chile)

   Friedrich Wilhelm Funke Hemich (nombre religioso: Félix) nació en Velen, Provincia de Munster, en Alemania, el 14 de julio de 1932. Sus padres fueron Wilhelm Funke (+ 1938) y Anna Hemich (+ 1966), siendo el menor de siete hijos. Tuvo cuatro hermanos, todos los cuales murieron en los frentes de batalla de la segunda guerra mundial, y dos hermanas, que permanecieron vivas hasta hace algunos años. Fue bautizado en 1932 en la Parroquia San Andrés, en su pueblo natal.
   Sus primeros estudios básicos y medios los hizo en su pueblo natal y en la localidad vecina de Borken. En 1951, con 18 años y motivado por su vocación sacerdotal, toma contacto con la comunidad ss.cc. de Lahnstein, donde es recibido como interno, debiendo estudiar todavía dos años en el liceo de Oberlahnstein para obtener la licenciatura. En mayo de 1953 inicia su noviciado, profesando sus primeros votos religiosos en mayo de 1954 y sus votos perpetuos en septiembre de 1957. Luego de sus estudios filosóficos en Simpelved, Holanda, durante el período 1954-57, realiza sus estudios teológicos en la Universidad Gregoriana, en Roma, en los años 1958-61. En julio de 1959 fue ordenado sacerdote en Simpelved, Holanda.
   Ya sacerdote y concluido sus estudios, de 1961 a 1970 es profesor en el Seminario de la Congregación en Simpelved, con dos años de ese período (1966-67) dedicados a estudios de doctorado en la Universidad Gregoriana de Roma. En 1969 obtuvo el grado de doctor en teología. A inicios de los ’70 fue párroco durante tres años en Werne, luego de lo cual volvió a ser profesor de historia de la Iglesia y Dogma en Simpelved, por otros cinco años.
   Su historia en Chile comienza en 1978, cuando se integra a la Región Chile-Sur, dependiente de la Provincia Alemana, para ser profesor en el Seminario San José de la Mariquina. Desde entonces y hasta 1989, vive y sirve en las parroquias de La Unión y Río Bueno, desde donde viaja al Seminario. En 1990 tiene un año sabático en Alemania, para integrarse en 1991 a la comunidad ss.cc. en Valparaíso, ciudad en la que colabora en la Iglesia de los SS.CC. y en el Colegio San Damián, dependiente de la Corporación de Educación Popular (CEP). Permanece en Valparaíso hasta inicios de 2007, pero en 1998 comienzan a manifestarse en él los primeros síntomas de una demencia senil, que irá provocando un deterioro progresivo de su salud e importantes trastornos conductuales. Sus limitaciones y la necesidad de un cuidado más especializado hacen necesario su traslado a la institución Hogares Alemanes, en Santiago, donde vive más de tres años y donde falleció el viernes 7 de mayo, a las 20.00 hrs. Sus funerales se realizaron el domingo 9 de mayo, en la Iglesia SS.CC. de Valparaíso, en cuya cripta descansan sus restos mortales.
   En la vida de Félix, tuvo importancia la enseñanza de la teología, que fue de la mano, muchas veces, de la tarea de formador y acompañante espiritual. No son pocos los hermanos alemanes de la Congregación y estudiantes del Seminario San José de la Mariquina, en el sur de Chile, que recuerdan agradecidos esa enseñanza y su cercanía formativa y espiritual.
   Su cercanía y afecto fue también un rasgo permanente en la relación con la gente. Félix era una persona cariñosa, con algo de niño ingenuo y necesitado de cariño, incluso con un cierto desborde afectivo que podía incomodar a un observador externo. Pero detrás había sincera entrega, un deseo de amar y ser amado, que hizo bien a mucha gente. Esta cercanía la expresó ministerialmente en el sacramento de la reconciliación, servicio al que dedicó un importante tiempo y que fue valorado por muchos como un auténtico servicio espiritual. La misma cercanía, dentro de las limitaciones de su salud, mantuvo durante su enfermedad, manifestando su cariño a las personas que lo cuidaban y lo visitaban.
   Las características de su afectividad lo hicieron vivir, a veces, estados emocionales complejos, donde podía sentirse herido con cierta facilidad o vivir estados depresivos, lo que sin duda fue motivo de sufrimiento para él y una prueba a la caridad de los hermanos y amigos. Pero fue dando pasos de autoconocimiento y aprendiendo, dentro de sus posibilidades, la actitud espiritual adecuada para asumir las tensiones que vivía.
   Pero, sin duda, la vida de Félix estuvo marcada, sobre todo, por sus más de 10 años de demencia senil, que lo fue incomunicando progresivamente y deteriorando en las diversas dimensiones de su personalidad. Hermanos así nos recuerdan de manera evidente que entre nosotros hay pequeños, hermanos al borde del camino, pobres y sufrientes que, por el sólo hecho de serlo, son objeto del amor preferente del Señor y un llamado a nuestra compasión. Más aún, son el Cristo pobre y sufriente presente entre nosotros, que nos invita a descentrarnos de nosotros mismos y a amar con un amor real, cotidiano, no romántico, que tiene que vencer la apatía, la comodidad y hasta la sobreocupación, para salir al encuentro del hermano. Nos hace bien darnos cuenta que hay muchos Félix en el camino de nuestra vida y misión. Es importante descubrirlos, no olvidarlos, y pedirle a Dios que nos de un amor generoso y atento, aunque muchas veces haya que obligarse a dar ese amor que espontáneamente no nos brota.
   Félix ha vivido la pasión del Señor. La vivió desde muy pequeño, por los temores que suscitaba en él la guerra y la muerte que trajo a su familia y a su país. La vivió de modo especial durante su larga y penosa enfermedad. Creemos en la fe que el Señor lo ha invitado a entrar en su gloria.

07/05/2010