El Padre Luis Aguilar nació el 1 de abril de 1931 en Sevilla. Con clara vocación desde niño buscó un lugar donde poder ser sacerdote y religioso. Movido por la figura del Padre Damián dejó su tierra para ir a la escuela apostólica que la Congregación de los Sagrados Corazones tenía en Miranda de Ebro (Burgos). El 7 de septiembre de 1948 comenzó el noviciado en El Escorial. Allí realizó su primera profesión el 8 de septiembre de 1949 y ese mismo día tres años después su Profesión Perpetua. Las órdenes menores (26/09/1954) y el Diaconado (11/09/1955) también las recibió en El Escorial. Su ordenación sacerdotal fue en la Catedral de San Isidro de Madrid el 17 de diciembre de 1955.
Comenzó su labor pastoral en el Colegio SS.CC. de Martín de los Heros de Madrid. Tras sus estudios de Teología fue trasladado a Sevilla el año 1955, siendo así uno de los religiosos que iniciaron la presencia congregacional en esta región del sur de España de la que era natural. Tras unos meses en la parroquia de San Marcos fue trasladado para ser uno de los fundadores del Colegio San José en el barrio de Los Remedios (conocido en toda Sevilla como el colegio de los Padres Blancos), allí desarrollaría en distintos momentos de su vida una reconocida y destacada labor pastoral.
En 1958 fue trasladado al colegio de Villanueva en Madrid, en su trato familiar y cercano con los alumnos empezó a invitarles a entrar en la vida religiosa, algo que sería una de sus principales preocupaciones y para las que estaba especialmente dotado. Desde entonces muchos en la Congregación le deben a él su planteamiento vocacional. En este colegio trabajó durante 12 años.
En 1972 es destinado al Colegio San José de Sevilla, de la ya viceprovincia de Andalucía. Tres años después fue nombrado Maestro de novicios de la provincia, cargo que ocupó durante 10 años. Durante este tiempo colaboró en obras sociales con la Asociación Benéfica del Sagrado Corazón (Regina Mundi) y fundó Auxilia Sevilla para personas discapacitadas.
Su ministerio parroquial lo inició en 1985 en la Parroquia de los Sagrados Corazones, anexa al colegio. Dos años después fue trasladado a la parroquia del sevillano y popular barrio de la Candelaria. Ese año es nombrado también coordinador provincial de misiones, algo que le hará desarrollar su sensibilidad e inquietud por las misiones y los misioneros de la Congregación. Sus últimos destinos fueron la Parroquia de San Marcos de Sevilla de 1994 a 1997 y, finalmente, la Parroquia de El Buen Pastor de San Fernando (Cádiz), en la que vivió muy integrado y querido por los miembros de la parroquia y la gente del lugar. Aquí vivió desde 1997 hasta el 24 de agosto de 2007, día de su fallecimiento.
Hombre de extrema simpatía y cercanía, sabía transmitir la experiencia de Dios a cuantos a él se acercaban. De mentalidad siempre joven estuvo abierto a todos los trabajos que se le ofrecían: colegios, parroquias, gobierno, formación inicial, misiones etc… Mucho de su tiempo se lo pasó escuchando y hablando con la gente en acompañamientos espirituales. Los varios homenajes recibidos el último año de su vida, conocida ya su enfermedad, así como el gran cariño y la pena que pudimos comprobar el día de su entierro, fue una recogida de todo lo sembrado durante su vida. La Eucaristía corpore insepulto se celebró con emoción en la Parroquia del Buen Pastor de San Fernando, de la que era vicario, y fue presidida por el Padre General, Javier Álvarez-Ossorio sscc.
Religioso sin el que resulta difícil entender la provincia de Andalucía, fue para muchos de sus miembros un auténtico “padre”. Sevillano de pura cepa, era de la hermandad de Santa Cruz y un gran conocedor de la Semana Santa y sus cofradías. Enamorado de su vocación y de la Congregación fue amigo de todos, especialmente de los jóvenes. Murió en paz y habiendo recibido el cariño de su familia, de su comunidad y de aquellos a los que sirvió. Con la naturalidad y el buen ánimo con que llevó su enfermedad y con toda humildad y pobreza se dispuso a encontrarse con Aquel a quien siempre, desde muy niño, había deseado conocer y dar a conocer en plenitud.
24/08/2007