El mes de octubre fue un momento de bendición para cada una de nosotras en muchos sentidos. La primera semana de este mes tuvimos formación con Nuria Lobo San Francisco sobre las "Cuatro Edades de Jesús", que es la base de nuestra espiritualidad: En Jesús encontramos todo, su vida, muerte y resurrección. En cada etapa de Jesús tuvimos la oportunidad de visitar diferentes comunidades de Madrid. Para la infancia tuvimos oportunidad con pequeños escolares en El Paraíso, para la Vida Oculta habíamos ido a la casa del noviciado (Nuestra Señora De la Paz), para encontrarnos con la vida Apostólica de Jesús la comunidad de Paraíso compartió su vida en misión, y para la Vida Crucificada fuimos a la comunidad de hermanas de El Escorial. Las hermanas estaban emocionadas de ver a todas las hermanas jóvenes de diferentes partes del mundo. Todas nos sentimos inspiradas y conmovidas por su cálida acogida y la alegría de compartir su vida con nosotras. La visita a las distintas comunidades nos dio nueva inspiración y esperanza para vivir nuestra vida religiosa con entusiasmo y tener celo por la misión. Fue una oportunidad para conocer personalmente a las hermanas sobre su vida, su vocación y la misión con la que están comprometidas.

En la segunda semana tuvimos una sesión de ‘consagración a los Sagrados Corazones’, que nos ayudó a profundizar y experimentar en nuestra vida diaria el corazón de Jesús y el de María.
El día 18, una de las hermanas, Dulce María Mera Melquiadez, de México, renovó sus votos por segunda vez con un hermoso servicio de oración. Nuria Lobo San Francisco estuvo allí para recibir los votos y las hermanas de ambas comunidades estuvieron presentes para ser testigos y alegrarse con ella. Después tuvimos un almuerzo festivo juntas.
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Ese mismo día tuvimos un programa conjunto con los hermanos y hermanas sobre el tema ‘Visión y retos de la congregación’. Patricia Villarroel, SS.CC habló sobre los desafíos que enfrentamos como Congregación, Iglesia y Mundo. Alberto Toutin, SS.CC habló sobre la identidad y pertenencia como hermanos de la Congregación. El encuentro fue muy alentador y nos ayudó a darnos cuenta de la importancia de la pertenencia.
En la última semana del mes tuvimos una sesión sobre la interculturalidad que nos ayudó a apreciar y respetar nuestra propia cultura y la de las demás. Cuando estamos en otra cultura necesitamos nacer de nuevo para hacer la cultura del evangelio como misionera. Vivir en una comunidad internacional nos ha permitido descubrir la riqueza, las similitudes y las diferencias de cada persona y su cultura. Compartimos la misma fe en Jesucristo, esforzándonos por vivir los valores evangélicos, tratando de ser más acogedoras y aceptarnos unas a otras.
Hemos terminado todas las formaciones en Salamanca y estamos entusiasmadas para ir a Francia, a la cuna de la Congregación, para darnos nuevas esperanzas e inspiración, para vivir y testimoniar el amor redentor de Cristo en nuestras realidades cotidianas.

08/11/2022