
Roma, 14 de febrero de 2013
Su Santidad Benedicto XVI
Ciudad del Vaticano
Santidad,
Le escribo en mi nombre y en el de mi Congregación para trasmitirle, sencilla pero sentidamente, nuestra especial cercanía y nuestro sincero agradecimiento en estos momentos en que Su Santidad acaba de comunicar a la Iglesia y al mundo la decisión de dejar el ministerio petrino a causa de la debilidad propia de su avanzada edad.
Le agradecemos de todo corazón su servicio como pastor universal, la manera clara y profunda como nos ha hablado de Jesús, el coraje a la hora de afrontar algunos problemas dolorosos de la Iglesia, la entrega total de su persona al trabajo en la viña del Señor.
También le agradecemos, Santidad, esta decisión humilde, valiente y espiritualmente discernida, de dejar el cargo de sucesor de Pedro, permitiendo así que otro pueda tomar el relevo. Su gesto nos recuerda cómo el Maestro entiende el servicio y el poder entre los suyos, nos reconforta con una fresca brisa de Evangelio, y nos permite esperar en una Iglesia más sencilla, fraterna y liberada de intereses ajenos al Espíritu del Señor. Gracias, Santidad, por mostrarse tan libre y tan verdadero. Gracias por ayudarnos a amar aún más la Iglesia.
Soy consciente de que en este momento, como a lo largo de todo su pontificado, se alzarán voces hirientes que interpreten su actuación de manera torcida e injusta. Compartimos en silencio su dolor, que es parte de la cruz que debe cargar el servidor bueno y fiel que sigue las huellas del Crucificado. Nuestras vidas, y su fecundidad, se hallan escondidas en Cristo. Que el Señor de la misericordia sea su recompensa.
Le acompañan, Santidad, nuestra pobre oración y nuestro agradecido afecto. Y me permito pedirle, para mí y para toda mi Congregación, su paterna bendición y su oración constante, con la que seguirá sirviendo a la Iglesia en esta nueva etapa de su vida.
En el amor de los Corazones de Jesús y de María,
Javier Álvarez-Ossorio sscc
Superior General
14/02/2013