Miércoles, 13 de noviembre 2013.
Domingo por la mañana en la prisión de Meaux (Francia), a las 11:30, al regresar de la capilla un supervisor me dijo que me requerían en la unidad de "penas breves".
Me voy allí y me explican que un preso está en crisis, que está muy mal, que no quiere ver a nadie sino al capellán; ni a un médico, ni a un psicólogo, ni a un supervisor, sólo al capellán.
Abrí la celda del recluso en cuestión y, de hecho, me encontré con un hombre postrado y que, obviamente, estaba en muy mal estado. Me presenté y me explicó ¡que tiene la intención de suicidarse!
Añadió que se trataba de la falta de droga y que no lo podía soportar. Se droga desde que tenía 12 años; ahora tiene 45 y no puede pasar sin ella. Tiene esposa y un hijo de 14 años que le esperan, ¡pero el dolor es tal que prefería morir! Le pregunté cuánto tiempo tenía todavía que cumplir para terminar su condena. " 15 días", me respondió. Suena ridículo, pero cuando se está con necesidad de drogas, es una eternidad.
¿Qué hacer? Pasé un buen rato con él, tratando lo mejor que pude de darle esperanza y ganas de vivir y luchar, aunque es difícil hablar con un hombre en crisis. Después tenía que irme, pero no sin antes explicar el problema a los dos guardias que estaban allí.
Ayer por la tarde, de vuelta a la cárcel para mis visitas semanales, por supuesto que me informé bien sobre su situación. Me dijeron que estaba mejorando y que hasta entonces no había intentado suicidarse. ¡¡Ouf!! Espero que aguante el tirón hasta que lo liberen, dentro de unos días ...
Lucas Schweitzer sscc
13/11/2013