
La República Democrática del Congo vive un tiempo de fuerte tensión política y social debido al empeño del presidente Joseph Kabila de mantenerse en el poder, que ocupa desde 2001. Gobierno y oposición firmaron el 31 de diciembre de 2016 el “Acuerdo de San Silvestre”, con el que se comprometían a celebrar elecciones antes de que finalizara 2017, pero más tarde la Comisión Electoral anunció que no sería posible convocarlas hasta 2019. En su último pronunciamiento, la Comisión Electoral dijo que las elecciones presidenciales se celebrarán el 23 de diciembre de 2018, dos años después de cuando debían haberse celebrado originalmente.
Ante la posición gubernamental, la Iglesia Católica y algunos organismos civiles hicieron el mes de enero una "última llamada" a Kabila, para que declare públicamente que no será candidato en las próximas elecciones. Además, exigieron al Gobierno que cree las condiciones previas necesarias para celebrar los comicios, como la liberación de los presos políticos, el regreso de líderes de la oposición en el exilio, la reapertura de medios de comunicación cerrados y la reestructuración de la comisión electoral nacional.
En respuesta a la negativa del presidente, la Iglesia Católica ha convocado recientemente dos movilizaciones populares, una el 31 de diciembre y otra el 21 de enero. Los cristianos salieron en manifestación pacífica después de las misas parroquiales del domingo. La represión de la policía y del ejército, con gases y con fuego real, ha provocado ya decenas de muertos y centenares de heridos y detenidos.

Algunos de nuestros hermanos SSCC en Kinshasa se encuentran entre los molestados por la policía, aunque afortunadamente en este momento todos están libres.
Naciones Unidas y la Unión Europea han expresado su preocupación por las acciones de las fuerzas de seguridad durante las recientes protestas y han pedido que se "proteja a los ciudadanos y no les repriman". El Papa Francisco también ha hecho repetidos llamados a la paz en la R.D. Congo, el último durante su reciente visita al Perú.
Entre tanto, la situación del país sigue siendo lamentable, con las infraestructuras completamente degradadas y el estado de derecho prácticamente inexistente. En este momento, hay declarada una epidemia de cólera en Kinshasa y en otros lugares del país.




23/01/2018