Nació en Caleruega (Burgos, España) hacia el 1170. Fue canónigo regular de Osma. Consciente del peligro que suponían para los católicos los herejes albigenses y los valdenses del sur de Francia, emprendió la tarea de la predicación.
En primer lugar, reunió a algunas mujeres en Prouille, bajo una regla de vida. Después, al juntársele algunos compañeros, inició en Toulouse (Francia) la Orden de Predicadores. Su ideal sería la predicación y el estilo de vida de pobreza. Establece el centro de su Orden en Roma antes de morir en Bolonia (Italia) en 1221. Él quiso que sus hijos fuesen mendicantes y que su enseñanza se alimentara de la contemplación.
Habiendo suprimida la Revolución Francesa la vida religiosa, los fundadores, el padre Coudrin y la madre Enriqueta Aymer, para cumplir su misión no tuvieron otro recurso que rezar a los grandes fundadores de Ordenes e inspirarse en ellos. El carisma de la vida apostólica dominicana, en el que el anuncio toma su fuerza de la contemplación, correspondía con su intuición.
La madre Enriqueta, que está detrás de la elección de los santos patronos, indica que santo Domingo fue elegido en primer lugar porque se trata de "uno de los hijos queridos de la Santísima Virgen." Además, precisa, será un ejemplo inspirador "para la instrucción de la juventud, la predicación y la ciencia" *. De hecho, las primeras Constituciones aprobadas por la bula "Pastor Aeternus" (1817) del Papa Pío VII, enumeran la apertura de "escuelas gratuitas para todos los niños en situación de pobreza" y "la predicación del Evangelio y las misiones" entre las actividades que realizan "el fin” de la Congregación.
(*) Correspondencia de la Buen madre, billet nº 50, al Buen Padre, de 12 de octubre de 1801.
07/08/2013