“A los que me diste Padre salvándoles del mundo,
les he hecho saber quién eres tú
y han hecho caso de tu Palabra”
El lunes 4 de abril de 2011 a las 6h30 de la mañana; el Señor vino a buscar a nuestra querida hermana María del Sagrario, quien se durmió suavemente en los brazos del Padre celestial.
María del Sagrario Cabrera Andrade (Rosa de Jesús), nació en Milagro, provincia del Guayas – Ecuador, el 28 de septiembre del 1931. Sus padres José María Cabrera y Julia Andrade.
Fue bautizada el 11 de junio de 1932. Hizo su primera comunión el 8 de diciembre de 1940 y fue confirmada el 17 de septiembre.
Inició su prenoviciado el 25 de diciembre de 1951 y el noviciado el 11 de febrero de 1953, los votos temporales el 1 de marzo de 1955 y su profesión perpetua el 1 de marzo de 1958.
Prestó sus servicios en varias comunidades de la provincia: como maestra de primaria en Guayaquil, Quito Centro y Cuenca; directora en las escuelas de Salinas y Guayaquil, superiora en las comunidades de Fe y Alegría en Manta, obra social Nuestra Señora de la Paz, Corazón de María y Salinas.
Vivió algunos años en la comunidad de Guayaquil, se dedicó con mucha responsabilidad, a preparar a los jóvenes del colegio para la primera comunión. En la comunidad su servicio era en la Sacristía, muy detallista en el arreglo del Oratorio, cuidando con esmero hasta los mínimos detalles para que todo esté de acuerdo con la liturgia.
Hermana muy alegre, con gran sentido del humor, ordenada y responsable. Vivió con fidelidad y gozo su consagración a Jesús y María a los que tanto amo, que ellos le tengan muy cerca de su corazón.
Su salud fue decayendo poco a poco, el 5 de septiembre del 2009 los exámenes realizados dan un diagnóstico de cáncer al colon con metástasis en el hígado, era terminal. Al saber de la gravedad de la enfermedad, lo acepta con mucho valor y fe. Ha demostrado ser una mujer muy fuerte, nunca se quejó de su dolor. Los últimos meses permanece en la enfermería, demostrando una paz increíble y prácticamente ella no tuvo agonía.
Que su enfermedad aceptada con entereza y amor sean para la Provincia y Congregación, una fuente de gracia que atraiga numerosas vocaciones. Estamos seguras que ella ya está gozando de la presencia de Dios, sin embargo les rogamos ofrecer por ella las oraciones que nos piden nuestras Constituciones.
Unidas en la misión común
Hna. Yolanda Patiño y Comunidad de Guayaquil
04/04/2011