«Dios ayuda cuando se hace todo por su gloria,
todo por Él; lo demás importa poco» B.M.
El día 10 de Febrero de 2010 a las 16:30, partió a la casa de nuestro Padre Dios, nuestra hermana María Paulina (María Lucrecia Aguirre Carrión).
María Paulina nació el 30 de Julio de 1908 en Quito-Ecuador, sus padres: Don Vicente Aguirre y Rosalía Carrión. Bautizada el 6 de Agosto de 1908 y confirmada el 9 de Abril de 1916.
Inició el postulantado el 22 de Febrero de 1928 en Rumipamba y el Noviciado el 8 de Septiembre del mismo año. Sus compromisos temporales el 24 de Septiembre de 1930 y su Profesión perpetua el 24 de Septiembre de 1933.
A lo largo de su vida desempeñó diferentes cargos como Profesora del Colegio de Rumipamba y Ecónoma. Maestra de Novicias y Maestra de Probación en Rumipamba; Superiora en Medellín-Colombia y Superiora de la Comunidad de San José.
María Paulina fue exalumna del Colegio Sagrados Corazones Centro. Siendo religiosa se distinguió por la Adoración al Santísimo, amante de la Eucaristía y con un gran amor a San José, los Fundadores, su Congregación. Hermana muy responsable, solidaria, cercana y disponible en cualquier servicio que se le pedía.
Como maestra fue muy valorada y querida, sus enseñanzas calaban muy hondo en los corazones de las niñas y las jóvenes; las ex alumnas la buscaban con frecuencia para escuchar sus consejos y pedirle fortaleza en sus dificultades, no le era difícil compartir su vida tan llena de Dios. Con respeto y cariño atendía a los Sacerdotes capellanes del Colegio y ellos le retribuían con sus bendiciones.
Como Maestra de Novicias enseñaba el camino de humildad y confianza en Dios, su cercanía invitaba a las jóvenes candidatas a confiar en ella y abrir sus corazones; fueron varias las generaciones que se beneficiaron con su sabiduría.
En el año 2000 se nota que su salud va decayendo poco a poco, y tiene que permanecer en la enfermería, llamó mucho la atención, la paz y el cariño con que recibía a las hermanas que la visitaban en el lecho de su enfermedad, a pesar del dolor agudo que sabíamos estaba sintiendo; estuvo lúcida hasta el día de su muerte cuando solo le faltaba cinco meses para cumplir 102 años.
Vivió en plenitud su amor a los Sagrados Corazones que se convirtió en una búsqueda constante de la Voluntad de Dios, así se entregó en las manos del Creador y así la vimos apagarse suavemente como un cirio que se ha desgastado junto a Jesús Eucaristía.
Que el Señor la acoja en un abrazo eterno como recompensa por todo lo que hizo por su familia y comunidades religiosas donde ella vivió.
Agradecemos a Dios por la vida de nuestra hermana María Paulina y pedimos ofrecer por ella las oraciones que prescriben nuestras Constituciones.
Hna. Ana Beatriz Jaramillo
y Cdad. San José de Rumipamba.
10/02/2010