“Todo en Dios, todo para Dios, todo a Dios” B.M.
Queridas Hermanas y Hermanos en los SS.CC. hoy
23 de Agosto, el Padre Dios vino a buscar a nuestra querida Hna.
María Piedad Proaño Alvear (Dolores Piedad), quien nació en Guayaquil el 1917. Hija de un hogar profundamente cristiano, donde bebió los valores evangélicos y entregaron dos hijas al Señor: una Hna. Franciscana y M. Piedad que se consagró a Contemplar, Vivir y Anunciar el Amor Misericordioso de Dios.
Entró a la Congregación en el 1942, toda su formación religiosa la hizo en Rumipamba. Fue Bachiller en Humanidades Modernas y se Licenció en Filosofía y Letras en la Universidad Católica de Quito.
La Congregación le pidió diversos servicios que desempeñó con inteligencia, abnegada entrega, responsabilidad y mucho amor, convencida de que servir a los demás es servir al Señor. Fue Maestra en Rumipamba y Guayaquil. Vicaria Provincial ,Rectora y Superiora en el Colegio del Centro. En Colombia fue Vice Provincial cuando Ecuador y Colombia eran una sola Provincia. Desempeñó el delicado servicio de Maestra de Novicias y fue muy querida por las Hnas. que formó , quienes la recuerdan con mucho cariño y gratitud. Fue Superiora en varias comunidades. Se distinguió por su espíritu de filial obediencia.
Debido a su delicado estado de salud, el 2004 pasó a compartir la vida con nuestra comunidad, en donde nos deja el recuerdo de su acogida bondadosa, sencilla y serena. Fue un alma de paz, mujer inteligente, amaba la educación, se sentía feliz de estar con las jóvenes cuando se desempeñó como maestra en el colegio.
Llevaba una profunda vida de oración, sobre todo la Adoración centro y pilar de nuestro Carisma Congreganista con el que se identificó plenamente. Amaba la vida comunitaria y decía que era feliz de encontrarse con las Hermanas cuando habían reuniones de Provincia.
Su carácter tranquilo y dulce atraía a las Ex alumnas, quienes acudían a ella con frecuencia. En comunidad estaba preocupada por los mínimos detalles de la convivencia fraterna. Amaba entrañablemente a su familia, quienes gozaron de sus sabios y bondadosos consejos, sintiéndola siempre muy cercana a ellos.
Piedadcita, como te dijimos siempre con inmenso cariño, tu comunidad que te ha distinguido con su cariño, sufre al verte partir tan rápido, pero ahora que con seguridad gozas de la eterna presencia de nuestro Padre Dios, te pedimos que intercedas ante los SS.CC. de Jesús y de María por las que aun nos quedamos, para que tu testimonio de vida sencilla, silenciosa y fervorosa, nos ayude a ser testigos fieles del amor misericordioso de Jesús y María.
A pesar de que estamos seguras de que ya goza de la presencia de nuestro Padre Dios, os rogamos aplicar por ella las oraciones prescritas por nuestra Congregación.
M. Antonia García del Valle T. ss.cc.
Y Hermanas de la Cdad. S.José
23/08/2008