“Alegría y fervor van siempre juntos” B.M.
Guadalupe Galán Abril, en religión Rosaura, subió al encuentro del Padre el 20 de Julio de 2007. Nació en Nuti, Provincia del Azuay, Ecuador, el 2 de Julio de 1919. Entró en la Congregación, en la ciudad de Cuenca, el 10 de Abril de 1940. Su noviciado lo hizo en Rumipamba, como también sus Votos Temporales y su Profesión Perpetua el 30 de Abril de 1946.
Perteneció a una familia profundamente cristiana que ha dado varios miembros a la Iglesia, en nuestra Congregación, tiene tres primas religiosas, una en Cuenca y dos en Colombia, una de ellas ya falleció.
Nuestra hermana Rosaura pasó por las comunidades de: Rumipamba, Guayaquil, Salinas, Cuenca y las Misiones de Santo Domingo. En Cuenca se ocupó del cuidado de las internas que la querían mucho por la dulzura y bondad de su carácter.
A pesar de la que su salud nunca fue fuerte, sin embargo, era una abnegada misionera y gozaba con las visitas a las familias y la atención de quienes acudían a ella, sobre todo gozaba con los niños a quienes amaba entrañablemente.
Desde el año 2003 se integró a la Comunidad de San José debido a su delicado estado de salud. Aquí pasaba largas horas frente al Santísimo, pues era ferviente adoratriz y cada vez que podía decía: “estoy orando por usted”. Cuando su salud se iba debilitando se le hacía difícil reconocer a las personas y cuando llegaba a reconocer a una hermana, le entregaba una bondadosa sonrisa que animaba y reconfortaba por el cariño que manifestaba en ella.
Rosaurita, tu nos llevas la delantera, pídele a los Sagrados Corazones por cada una de nosotras, tus hermanas, que nos concedan la gracia de entregar nuestra vida con gozosa generosidad y sin cálculos, ni limitaciones.
Gracias por el ejemplo de tu vida sencilla, humilde y perdona si en algún momento en algo te hemos fallado. Que el Señor te alcance el premio de los justos.
Les pedimos ofrecer por ella las oraciones prescritas por nuestras Constituciones, a pesar que tenemos la seguridad que estará gozando ya de las alegrías eternas en los brazos de nuestro Padre Dios al que tanto amó.
María Antonia García del Valle, ss.cc
y Comunidad de San José