“Que todas mis queridas hijas sepan que el Buen Padre y la Buena Madre se están haciendo viejos y ya pronto se abrirán para ellos las puertas eternas. Que estas hijas tengan la caridad fraterna para no olvidarles nunca delante del Señor. A su vez, el Padre José María, en nombre de la Buena Madre y en su propio nombre, les prometen que orarán siempre para que su fe no desfallezca y que su esperanza y su amor a los Sagrados Corazones de Jesús y de María sean la prenda segura de su felicidad en el cielo”